Mañana lo dejo. Gilles Legardinier
Para mí, este libro es como un fresco sorbete muy apropiado para “tomar” entre otras lecturas más intensas o absorbentes. Un depurativo, vaya.
Julie, recién salida de una relación catastrófica y con un trabajo que detesta, descubre que tiene un nuevo vecino en el edificio. Éste, convertido en el hombre de sus sueños, será el motor para iniciar una serie de cambios decisivos en su vida…
Traza un tierno bosquejo de la vida de barrio, del valor de la comunidad, ensalzando el sentimiento de fraternidad que se ha ido perdiendo. Así, van presentándose los personajes, quizás un tanto estereotipados, aunque sospecho que ésa era la intención.
Es muy divertido e irónico. Tiene algunas escenas realmente cómicas, descritas con tal habilidad, que te hacen sentir el bochorno como si las hubieras protagonizado tú mismo. Muy lograda la dualidad entre lo que piensa la protagonista y lo que responde a su interlocutor, entre lo real y lo cortés.
A medida que transcurre la acción, lo cómico deviene en lo trascendente, si bien la traca final nos depara una escena digna de una clásica película de enredo.
En definitiva, es una lectura ligera y amena, romántica, de tono optimista. Me ha dejado ese bienestar que me provocaban comedias como Pijama para dos o Confidencias de medianoche.
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