[imageframe lightbox=”no” style=”dropshadow” bordercolor=”” bordersize=”3px” stylecolor=”” align=”left” animation_type=”0″ animation_direction=”down” animation_speed=”0.1″][/imageframe]Así es como la pierdes, Junot Díaz
De todas las maneras posibles para describir esta colección de relatos sobre las mujeres de la vida de Yunior, me quedo con la de The Economist: “Díaz logra una perfecta combinación de registros de lenguaje altos y bajos, de poesía y vulgaridad.”
Efectivamente, Díaz nos arrastra por la más grosera y ardua realidad del dominicano (domo) en Estados Unidos, para después amortiguar el golpe con sentencias tan poéticas como esta:
“Todavía sonríe, y es una sonrisa de tanto brillo que es un milagro que no le haya prendido fuego a algo.”
La vida de Yunior está marcada por una sucesión de mujeres: la madre, amigas, novias… Parece incapaz de retener a ninguna, del mismo modo que tampoco es capaz de vivir sin ellas. Como un estigma genético, la infidelidad acecha sobre todas esas relaciones: infiel con otras e infiel a su propia ética.
Subyace la sensación de que, por más que lo intente, Yunior no podrá cambiar el devenir del fracaso. Pero la vida está llena de comienzos, y “algunas veces un comienzo es todo lo que nos toca.” Son unas páginas muy melancólicas, pero con una gran dosis de ternura soterrada.
Contiene también una gran ironía e ingentes cantidades de crítica dirigida, en muchos casos, a los propios dominicanos: “que también es dominicano, de Quisqueya Heights, un fiscal auxiliar que quiere a su pueblo. Es mejor que sea yo el que los acusa, dice. Por lo menos los entiendo. Pero me quedo pensando que suena como uno de esos hijoeputas que en los viejos tiempos nos vendía al bwana sin pestañear.”
Una de las cosas que más ha llamado mi atención es que el texto está cuajado de expresiones latinas, otras en spanglish y otras en inglés. Me surgió la duda de cómo se realizó esta traducción, ya que el original está escrito en inglés. Es muy interesante ya que, según comenta en un artículo David Pérez Vega, Díaz escribió en un inglés formal que la traductora, Achy Obejas, ha tornado a español coloquial dominicano. Podría decirse que es una traducción bastante “libre”, pero de indudable fuerza a mi jucio.
En definitiva, esta historia de Yunior, esta histora de sus mujeres, es como una carrera llena de baches, subidas y bajadas, sin un rumbo claro. Pero, Yunior no se para, y si no puede correr, camina, que “no es igual que correr, pero tu sube el ritmo cardíaco y es mejor que nada.”
Me paro en tu comentario sobre la traducción. En realidad un traductor es un escritor y aunque es cierto que “Traduttore-traditore”, si no se apropia el texto, si no lo come y lo hace suyo, mal lo reescribe…¡pienso!
Tienes razón. Y en este caso, la labor de la traductora cobra especial importancia. En cualquier caso… ¡qué difícil tarea la de manipular una obra que no es tuya! ¡Qué responsabilidad!